jueves, 12 de junio de 2014

Los iconos, índices y símbolos: los colores de la cultura


Hace unas clases, en Comunicación, Cultura y Sociedad, comenzamos a trabajar con el tema de los índices, los símbolos y los iconos. Verán, ¿no parece, cuando viajamos a otro país- o quizás a otra provincia-, qué los habitantes tienen costumbres o formas de comunicarse que nosotros no entendemos? ¿Por qué?

El año pasado viajé a Brasil. Ya de por sí viajar a otro país es como viajar a otro mundo, y mucho más si hablan un idioma distinto al tuyo. Mi mamá por suerte sabía portugués, así que ella hizo la 'charla', pero cuando estaba sola, entraba en pánico. Recuerdo una vez que mi mamá estaba cansada y me fui sola a la pileta del hotel. Los carteles que me guiaban estaban en portugués y en inglés, por ello no me fue difícil reconocer los símbolos. Sin embargo, cuando llegué a la pileta e irónicamente me dieron ganas de ir al baño, no sabia adónde ir. Le pregunté a la única persona que estaba conmigo en el área de la pileta, ¡pero resultó ser holandesa y entendía menos que yo!

Al final llegó una familia española que había estado en el hotel más tiempo que yo, y me guiaron hasta el lugar que buscaba. Cuando salí los volví a encontrar en la pileta, y nos quejábamos como todo turista, por qué no estaban claras las cosas. Por lo menos habrían puesto un cartel con los típicos dibujos del hombrecito y la mujercita que se encuentran e identifican en casi todo el mundo. Éstos son los iconos, que pueden también ser las señales de tránsito o también las ambientales, como las que se encuentran en Bariloche y Mar de las Pampas, señalizando que el área es peligrosa para encender un fuego. 

Así, en clase leímos un extracto del libro Signo de Umberto Eco, y no pude dejar de identificarme con lo que le pasó. El hombre había viajado al exterior, no sabía el idioma local y necesitaba ser atendido por un médico ya que se sentía mal. Para seguir profundizándonos en el tema, la profesora nos asignó a cada grupo hacer un video, con el fin de poner en escena algún signo, símbolo o icono. Este es nuestro video: 



Presidente Cristina Fernandez 
(Argentina) 

Winston Churchill
(Aclaración: el signo que mundialmente se entiende como el de la paz, en el que levantamos el dedo índice y su consiguiente, en Argentina se relaciona como la 'V' de Victoria de los Peronistas- partido político de la presidente argentina; mientras que en el Reino Unido, el signo se relaciona con el ex Primer Ministro, Winston Churchill.)

Es increíble cómo meros símbolos o iconos pueden comunicar más que mil palabras. La seña de la paz, el asentir o disentir, hasta también un guiño... cada uno de puede representar diferentes significados en diferentes culturas o países-también entre generaciones. 

En otras palabras, podríamos decir que los símbolos, índices o iconos pueden también ser una especie de lenguaje de una determinada sociedad o cultura- que esta constituido por una serie de pautas culturales y sociales que ya sea implícitamente o no fueron aceptadas por una sociedad en un momento histórico. Éstas reglas son objeto de estudio de la proxémica- que analiza el significado de las relaciones a distancia, la orientación y el espacio en la comunicación interpersonal- y de la kinésica- que representa al estudio del significado de los gestos corporales y los movimientos. 

¿Pero qué es lo que hace que estos gestos y símbolos estén tan presentes en nuestra sociedad y hasta puedan identificar culturas y sociedades? Pues la respuesta es simple: los seres humanos somos seres de 'comunicación'. Lo que quiero decir es que el hombre es un ser social y una- o diría, la más importante- característica es que nos podemos expresar y comunicar entre nosotros mediante estos gestos y símbolos. Y así también se forja una cultura, a base de intercambio entre personas. 

viernes, 6 de junio de 2014

Mafalda, una niña de 50 años

Quino, 'preso de sus personajes'.

 En 1963 este autor compartió con el público argentino una historieta que identificaría a nuestra sociedad en ese momento y actualmente, también. Nacido en 1932, en la ciudad de Mendoza, Joaquín Salvador Lavado Tejón- más conocido como Quino- este gran dibujante de historieta y humor que a la edad de dieciocho años se trasladó a Buenos Aires para trabajar como editor y en 1954 publicó su primera página de dibujos. 

 En 1963, publicó su primer libro de humor titulado "Mundo Quino". Y poco después, en el 64,  Mafalda, la chica de pelo negro que odia la sopa y está en contradicción con los adultos, se publicó por primera vez el 29 de septiembre 1964 en el semanario Primera Plana de Buenos Aires.
  
 Es increíble como una historieta de hace cincuenta años define a los argentinos, y hasta le hacemos referencia inconscientemente. Más de una vez escuchamos a nuestras mamas o abuelas decir "¡Qué Manolito!" o "Vos sos muy Susanita", y la mayoría de nosotros, y me incluyo, nunca supo que en realidad se referían a los personajes de estas historias tan características. 

Te preguntarás por qué estoy hablando de Mafalda y su creador, pues es que de ella se trata nuestro nuevo proyecto de Sociología; y dado que la mayoría de los chicos de nuestro grado nunca leyeron, o se interesaron por Mafalda, la profesora nos asignó un personaje que investigar a cada uno, más presentar un tema que se haya presentado en alguna de las historietas. A Victoria y a mi nos tocaron Miguelito y la Música, respectivamente. 

 Ése nene de la derecha es Miguel Pitti, y es el más chiquito del grupo con cinco años, sin tener en cuenta al hermanito de Mafalda, Guille. Representa la ingenuidad, inocencia y está en la etapa del descubrimiento de las cosas,  y tiene un carácter que se podría identificar muy 'argentino'. No se preocupa mucho por el mundo, ya que vive en uno aparte hecho a su medida. Es muy bueno, directo y sincero con las personas. Más aún, le agrada filosofar y adora los caramelos. 

 Aquí comparto algunas de las tiras en las que aparece este personaje. 





 Definitivamente, uno de los más lindos e interesantes de las tiras. 

 Por otra parte, los años sesenta significaron muchos cambios en la Argentina, ya sean sociales caracterizados por fenómenos socioeconómicos, la expansión universitaria, la internacionalización y la fragmentación de la cultura, la marca, la moda y la televisión y publicidad. La mayoría de estos temas fueron tomados en Mafalda, pero en esta entrada nos enfocamos en la música. 

 Durante esta época, abrumadoramente llegó a nuestro país la música de artistas extranjeros como Elvis Presley, Bob Dylan, The Rolling Stones, Donovan, The Who, Led Zeppelin, The Doors, y muchos más, que son recordados e influyeron hasta hoy en día en nuestra sociedad. Pero como veremos a continuación, Mafalda era gran fanática de The Beatles.  







 Cómo habrán visto, la mayoría de las veces se menciona a The Beatles, que no por nada se los considera una de las más grandes bandas de la historia. Éstos cuatro británicos y su música se expandieron alrededor del mundo, marcando tendencia e historia. 




 Para finalizar, comparto unos links con historietas de Mafalda, e información y entrevistas acerca de su autor. 





jueves, 5 de junio de 2014

La sed por la apropiación del agua


 Hoy, en el Día Mundial del Medio Ambiente, pensamos en nuestro planeta y prometemos protegerlo. 
 Hace una semana, la profesora de Geografía nos propuso diseñar una infografía, en la que relatemos con gráficos e imágenes alguno de los siguientes temas:     


-El derecho al agua
-Apropiación y utilización del agua
-Recursos hídricos en Argentina
-Importancia del agua en zonas áridas
-Cuenca del Plata
-Acuífero Guaraní
-Humedales

Yo elegí e investigué acerca de la apropiación y utilización del agua, más el Acuífero Guaraní. Al encontrar la información me sorprendí, ya que datos como que Estados Unidos posee bases militares en nuestro país y, encima, cerca de importantes recursos naturales; más las interpretaciones de los dobles discursos de la ONU con actualmente conocidas frases como: “El agua debe ser un derecho humano universal, hay que garantizar el derecho al agua para todos” y  “El agua patrimonio universal de la humanidad”, fueron algunas de las que me dejaron boquiabierta. (Al final de la entrada se encuentran las fuentes)

 A continuación les presento mi infografía:




Fuentes: 

  • http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78152
  • http://www.insumisos.com/diplo/NODE/664.HTM
  • http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2010/3/28/los-riesgos-de-la-apropiacion-del-agua_59045
  • http://www.prodiversitas.bioetica.org/des47.htm
  • http://elaguaenelmundo.webcindario.com/el_agua_en_el_mundo.htm


miércoles, 4 de junio de 2014

Novela gráfica: 'Nuevos aires'

 Hace unas semanas publiqué una entrada acerca del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. El motivo de aquella era para recordar el correspondiente acto, que realizamos junto con las profesoras de Literatura y Sociología. Pero esta vez, la profesora de Literatura nos propuso escribir un novela gráfica- más corta, en forma de cuento- que represente el proceso de iniciación durante el Servicio Militar Obligatorio en Argentina.  
 Se conoce como novela gráfica a un nuevo tipo de historieta que se presenta en forma de libro. Son obras completas, mientras que los cómics son historietas más cortas que se publican en series. Algunos ejemplos de novelas gráficas son: La Gran Patraña, por Trillo y Mandrafina; y Encuentros y Reencuentros por Muñoz y Sampayo. 

 
A continuación comparto la historia que escribí junto a Ma. Agustina Turano y Marina Lecour

Era el seis de noviembre del penoso 1984. Sostenía entre mis manos la última carta que nos llegó a mi y a mi familia de parte de mi hermano. Él falleció hace poco, luchando por la patria en esas islas del sur. En la carta nos relataba su vida desde que sortearon su destino en la Lotería Nacional. Yo deseaba que no me pasara lo mismo. No quería terminar como él: muerto entre otros miles de cadáveres por defender a aquellas islas que están tan lejos para siquiera importarme. A las tres de la tarde aproximadamente anunciaron mi futuro. Fue un día difícil. Mi madre y mi padre tenían miedo de perder a su último hijo varón- casi así como yo tenía miedo de perderme a mí mismo. Mi hermana menor, Verónica, no entendía nada en su dulce inocencia. Y yo tampoco  pensaba, con suerte respiraba. Tenía la cara pálida. No quería prender la radio, ni la televisión, ni ningún medio que me dijera "vas a morir como tu hermano". Cuando baje al comedor al mediodía, mi familia estaba sentada alrededor de la mesa rotonda de madera, todos mirando silenciosamente sus platos vacíos de comida. Verónica se estaba comiendo las uñas, un hábito que mi mamá siempre le castigaba, pero que en ese momento pasó desapercibido. Cuando yo me senté a su lado comenzó a servir la comida, mientras sus pálidas manos temblaban descontroladamente. Mi papá no mostraba expresión alguna, pero sostenía la mirada fija en un punto perdido de la desnuda pared detrás mío, sin siquiera dirigir sus ojos a la comida cuando mi mamá llenó su plato.   Tres horas después el aire no había cambiado, pero el viento de ese tormentoso día sacudía la casa y hacía que la señal de la radio se perdiera un poco. Me estaba volviendo loco. La sala de estar que antes era mi lugar preferido de la casa, en la que disfrutaba cada Navidad o reuniones con amigos pasó a ser un simple cuarto con paredes amarillentas, muebles de madera oscura, aburridos ventanales cubiertos con cortinas horrendas y una vieja radio sobre una mesa ratona apoyada contra la pared. Los números pasaban y la tarde se me hacía interminable, más allá de que hayan pasado unos meros diez minutos desde que con mi familia y algunos vecinos nos reunimos en la sala alrededor de la radio. Seiscientos noventa y ocho era mi número de documento. La voz raspada del locutor lo anunció con desgano, habiendo pasado casi medio día leyendo número por número los documentos de chicos de todo el país, que respondían con suspiros o maldiciones. Excepto yo, que ni bien escuché ese inapetente novecientos ochenta y seis cerré los ojos y tomé una bocanada de aire, pero ni siquiera recuerdo si la largué. A las ocho de la noche anunciaron que los números mayores a quinientos debían cumplir el Servicio Militar.



De chico, cuando tenía nueve u ocho años me había ido de vacaciones al sur con mis papás. Pero lo recordaba totalmente distinto a como era ese año que serví al Ejército Argentino. Esquel era un lugar seco, frío y en el establecimiento donde nos alojabamos no había ni estufa ni salamandra que nos protegiera en ese largo invierno.
Por las mañanas nos despertaban antes que saliera el sol, y luego de vestirnos apresuradamente salíamos a correr. Gracias a lo que mi hermano me había dicho en la carta que nos mandó, supe que debía llevar un candado para cerrar el baúl donde guardaba mis pertenencias. Era común que alguien rompiese su pantalón o perdiera sus medias- lo que resultaba en que uno de los chicos más débiles abriera su baúl a la mañana siguiente con la sorpresa de que le faltaba una de sus prendas. Más aún, los Oficiales no tenían compasión; si te faltaba alguna prenda debías hacer más ejercicio que el resto como castigo.
De igual manera, los castigos eran algo frecuente en mi asentamiento. Ya en el viaje de ida me hice amigo de un chico de Salta y otros dos de Tierra del Fuego y Corrientes. Me sorprendió lo diferentes que éramos, no sólo en nuestra forma de ser, sino en nuestros gustos y pensamientos. Uno de ellos, Miguel- de Corrientes-, siempre tarareaba alguna que otra canción de Tango y todos nos reíamos. Juan- de Salta- prefería el folklore, mientras que a Gustavo- el último, de Tierra del Fuego- y a mí nos apasionaban Air Supply, Génesis, Almendra, Sui Generis, Rata Blanca, Pastoral y Soda Stereo, entre otros.
Con este grupo de amigos solíamos salir de noche a jugar al fútbol junto a uno de los viejos faroles que rodeaban el campamento. La pelota tenía también ya unos años y estaba un poco pinchaba, pero necesitábamos divertirnos de rato a rato- y el fútbol, que también nos apasionaba, era una gran distracción de los dolores y los arduos trabajos que realizabamos en la Colimba.
Sin embargo, esta diversión no duró mucho. A los pocos meses uno de los militares que estaba en guardia a la noche nos descubrió. Nunca tuve tanto miedo en mi vida. El hombre, que aparentaba estar en sus largos cuarenta llevaba una linterna por sobre su cabeza. La luz blanca nos cegó y paralizó, al igual que sus firmes pasos sobre la tierra seca. Su grave voz se elevó unos cuantos tonos cuando nos gritó, resonando, casi creo que en todo el país. Encima, cometí el error de reirme mientras lo hacía, ya que me estaba imaginando a mi diciéndole que hable más fuerte que en China no se entendía lo que estaba diciendo.
Desde ese momento Miguel, Juan, Gustavo y yo debíamos limpiar el cuartel cada día por medio, y colaborar cada mediodía en el almuerzo. De más está decir que recibíamos cada noche, como si lo del día no hubiese sido suficiente, una dosis más que el resto, de entrenamiento, que incluía correr alrededor de uno de los grandes lagos cerca del asentamiento mientras el congelado frío nos cortaba la piel.
Cuando volví a casa era marzo de 1986. Había cumplido quince meses de Colimba. En la estación me recibieron los cálidos brazos de mi mamá-obviamente llorando-, que tenía el pelo más canoso y unas cuantas líneas a los costados de los ojos. Verónica había crecido, su cabeza me llegaba al hombro. Usaba un vestido que apenas le rozaba las rodillas y su pelo largo y lacio caído sobre sus hombros. ya era toda una adolescente. Pero el que más me sorprendió fue mi papá. Pensé que me recibiría con un simple movimiento de cabeza, pero rápidamente luego de mi hermana, colocó sus brazos alrededor de mi cuerpo en un abrazo.
De vuelta en Buenos Aires ya no sentía el frío que padecí en Chubut. La temperatura era distinta, el lugar era distinto y yo había cambiado. Caminé junto a mi familia pensando que el chico temeroso había quedado en Chubut. Aquí comenzaba mi futuro.     

Espero les haya gustado. Por último, comparto dos links a páginas que proporcionas más información acerca de qué son las novelas gráficas.

  • http://fugahistorietas.blogspot.com.ar/2010/06/que-es-una-novela-grafica.html
  • http://curiosoando.com/cual-es-la-diferencia-entre-una-novela-grafica-y-un-comic