Érase una vez un niño que molestaba a sus compañeros por Internet; los insultaba y los lastimaba anónimamente.
Un día los padres de sus compañeros fueron a hablar con la directora y el padre del niño. Después de la reunión, el padre se acercó a su hijo y le dijo:
-Por cada persona a la cual heriste, vas a clavar un clavo en una madera, y por cada cosa que hagas bien, sacarás otro.
El niño hizo lo que su padre dijo, clavó los clavos y al cabo de un mes no había ninguno en la madera, y así razonó que estos eran sus insultos, y la madera representaba los corazones de sus compañeros. De esta manera se dió cuenta que sus insultos podían ser perdonados, pero nunca olvidados ya que a la madera le quedaban los agujeritos de los clavos,.
A veces no tenemos límites por Internet, y anónimamente lastimamos a las personas que pensamos que son peores o inferiores a nosotros, pero, en realidad todos tenemos defectos, nadie es mejor que nadie.
Nadie tiene derecho a herir a otra persona, muchas veces el daño deja huellas imborrables.
gracias me sirvio mucho
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